Compras, regalos, tarjetas y felicitaciones, lotería, alegría, penas, reuniones, fiestas, uvas, copas, rojo, oro, champán, nieve, frío, luces, árboles... Llegó la Navidad. Y otra vez, no estás. Nunca te han gustado. Pero no puedes negarme que no lo pasábamos bien. Nadie me critica ya el vestido ni me dice que pruebe el bacalao. Nadie me critica por haberme maquillado aunque 'yo esté más bonita sin maquillar'. Ya no me hacen montar un Belén, ni siquiera quieren que recoja la mesa yo sola. Ahora me ayudan. No tengo a quién acompañar a la peluquería. Y tú, tú ya no eres la primera que me besa en Año Nuevo. Y yo, yo te echo de menos. No te imaginas cuanto. Ni siquiera vemos ya a Ramón García. Ya no se ve la tele. Se escuchan las campanadas del reloj. Nadie pide que tengamos cuidado con la alfombra del salón. Y nadie pide que cantemos villancicos en la mesa. Y tú no estás para que todo vuelva a ser como antes; y yo, te sigo echando de menos. Se que por mucho que ría, llore o rece durante mucho, mucho, mucho tiempo, no vas a estar. Y no puedo enfadarme con el mundo por ello, él pone sus reglas y nosotros somos las piezas del ajedrez. Pero te digo una cosa, espero que cuando acabe mi partida, te encuentre al final del juego. Porque nada me apetece más, que volver a escuchar aquel "nena, por dios!, no te toques los granos que te dejas manchas en la cara".

Te quiero mucho, ahora más que antes; y antes, pensaba que no podía quererte más.