sábado

Empecemos por el principio, que en este caso es el final. Solo tenemos que inventar el equilibrio. Qué más da. Un día acabará el mundo. Y estoy casi segura de que ese día, será domingo. No habremos cambiado, apenas. Seguirás con tus costumbres; riéndote a carcajadas mientras pasas la lengua por tus dientes; como haces siempre. Con tu maldita alergia a los chicles de menta; seguirán haciéndote estornudar. De repente acabará todo. No podrás seguir llorando con las películas. No podrás reírte del pasado. Dejará de perseguirte el presente. Y no habrá ya ningún futuro que planificar. No habrá futuro. Sonreirás por última vez antes de que deje de abrazarte, y ahí, justo en ese momento, te darás cuenta de que nada importa. De que puede pasar ya cualquier cosa; nosotras habremos cumplido. Y si se acaba el mundo, que se acabe. Y si hay que crecer, creceremos. Y si quieres volver, pues volvemos. Pero el equilibrio es imposible. Tal vez eso sea lo único que nosotras dos, juntas, no podamos conseguir. Al fin y al cabo, sigue gustándote que no te deje dormir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario