miércoles

Me han contado que no todos los tropiezos son caídas. Que los golpes pueden servir de mucho. Que las lágrimas ya no significan tristeza. Que el amor también duele. Que las mentiras pueden ser piadosas. Que se puede vivir de noche. Y dormir durante el día. Me han enseñado a valorar las pérdidas. A aprovechar las ganancias. A replantearme dudas olvidadas. A pensar en nuevas cuestiones. Y aun con todo lo que me han enseñado, a pesar de todo lo que he aprendido... Sigo necesitando, cada noche, una larga conversación con la almohada antes de vivir un millón de sueños y pesadillas.

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